
El Chaltén en peligro: colapso cloacal, contaminación y turismo descontrolado amenazan el paraíso patagónico
El icónico destino turístico de la Patagonia enfrenta una crisis ambiental por fallas en su planta de residuos, contaminación de ríos y la falta de planificación urbana.
El Chaltén, un idílico pueblo situado en la provincia de Santa Cruz, en pleno corazón de la helada Patagonia argentina, se encuentra al borde de una crisis ambiental que amenaza su ecosistema único. Declarado hace tres décadas como la capital nacional del trekking, este enclave natural, famoso por sus paisajes de ensueño con el majestuoso cerro Fitz Roy como protagonista, está siendo gravemente afectado por el colapso de su planta de residuos cloacales, la contaminación de sus ríos con bacterias multirresistentes, el crecimiento desmedido del turismo y la ausencia de una planificación urbana sostenible.
Un paraíso desbordado por el turismo
El Chaltén, fundado en 1985 y ubicado dentro del Parque Nacional Los Glaciares, es uno de los destinos más elegidos por turistas nacionales e internacionales. Solo en 2022 recibió un millón de visitantes, a pesar de contar con poco más de 3.000 habitantes estables. Este flujo masivo de turistas ha puesto una enorme presión sobre la infraestructura del pueblo, que desde hace tiempo muestra signos de colapso.
Detrás del boom turístico, con la proliferación de emprendimientos hoteleros y gastronómicos, se oculta un preocupante impacto ambiental. El sistema cloacal ha quedado desbordado, lo que ha llevado a la contaminación del río De las Vueltas y pone en peligro al río Fitz Roy, dos fuentes hídricas fundamentales para la región. Informes elaborados por Parques Nacionales entre 2020 y 2021 alertaron sobre la presencia de Escherichia coli y salmonella en las aguas. Sin embargo, las respuestas de las autoridades han sido insuficientes.
Contaminación y riesgo sanitario
A finales de 2023, un informe científico remitido al Puesto Sanitario local confirmó la presencia de Escherichia coli multirresistente, producto del desborde de la planta de tratamientos cloacales. Carolina Codó, médica del puesto sanitario y residente de la zona desde hace 31 años, explica: “El informe indicaba que el río estaba contaminado y que la bacteria casi no responde a los antibióticos habituales”.
Codó, junto a un grupo de vecinos, presentó denuncias ante la Justicia, que dio la razón a la comunidad y ordenó el correcto funcionamiento de la planta cloacal. Sin embargo, la solución sigue sin llegar, aumentando la preocupación de los habitantes. “En verano hay actividades acuáticas y turistas que beben agua del río sin saber que corren el riesgo de enfermarse con Escherichia coli”, advierte la profesional.
Un fallo judicial y promesas incumplidas
En diciembre, el juzgado de Río Gallegos ordenó a la empresa estatal Servicios Públicos garantizar el correcto funcionamiento de la planta y proyectar obras de ampliación e impacto ambiental. Semanas después, la empresa reconoció el problema y aseguró que trabaja para “adecuar el sistema de tratamiento de líquidos cloacales”. También anunció la puesta en valor del laboratorio de la planta, que se encontraba desmantelado.
Desde el municipio de El Chaltén apuntaron que la responsabilidad recae en la compañía de servicios públicos provincial y afirmaron que la planta ha quedado desfasada respecto de la demanda turística. “Se debe hacer una inversión importante”, indicaron, señalando que las obras ya han sido solicitadas al Gobierno provincial.
El impacto del turismo masivo
Yamila Cachero, guía de montaña y residente de El Chaltén desde hace 25 años, lamenta la transformación del pueblo en una “usina turística”. “El turismo masivo es destructivo, no es una industria limpia. Cada año hay nuevos hoteles y menos control. Debería haber cupos y capacidades máximas de visitantes, como en Machu Picchu y Torres del Paine”, sostiene.
El municipio ha planteado desde hace cuatro años un plan para evaluar la capacidad de carga del Parque Nacional Los Glaciares y del propio pueblo. Sin embargo, sectores del empresariado se oponen a limitar el ingreso de turistas.
Una demanda urgente de planificación urbana
Carolina Codó subraya la falta de planificación urbana como un factor clave en la crisis actual. “Cuando se fundó el pueblo, éramos pocos los que elegíamos vivir aquí. El crecimiento fue adaptado a la explotación turística. Ahora tenemos problemas similares a otras ciudades turísticas, pero con la agravante de que la tierra es escasa”.
El auge del turismo tras la pandemia de COVID-19 exacerbó el colapso. Las 135 hectáreas que pertenecen a Parques Nacionales ya no alcanzan para las obras de infraestructura necesarias, ni siquiera para vivienda destinada a profesionales de la salud o la educación.
Un llamado a la acción para preservar el ecosistema
Codó advierte que el tiempo para actuar es limitado. “Estamos a tiempo de evitar un desastre ambiental con la contaminación de las aguas o un posible incendio forestal, pero necesitamos medidas urgentes. El Chaltén no puede convertirse en otro destino turístico destruido”.
Los habitantes del pueblo esperan que las autoridades provinciales y nacionales atiendan sus reclamos y trabajen en conjunto para preservar uno de los tesoros naturales más valiosos de la Patagonia, antes de que sea demasiado tarde.