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El Vaticano endurece medidas de aislamiento total para el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco

A 48 horas de iniciarse la elección del nuevo Sumo Pontífice, la Santa Sede activó un riguroso protocolo de incomunicación: se cortará la señal móvil en todo su territorio y se incautarán los teléfono

El Vaticano endurece medidas de aislamiento total para el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco

A 48 horas de iniciarse la elección del nuevo Sumo Pontífice, la Santa Sede activó un riguroso protocolo de incomunicación: se cortará la señal móvil en todo su territorio y se incautarán los teléfono

A tan solo dos jornadas del comienzo del cónclave, el Estado de la Ciudad del Vaticano ha oficializado un severo paquete de medidas para asegurar la total incomunicación y confidencialidad de los 133 cardenales encargados de seleccionar al próximo líder de la Iglesia Católica, tras el reciente deceso del Papa Francisco.

Entre las disposiciones más relevantes figura la desactivación completa de las redes de telefonía móvil y radiofrecuencia dentro de los confines del Vaticano. Además, se confiscarán los dispositivos móviles de los purpurados, quienes quedarán absolutamente incomunicados hasta que se anuncie el nombre del nuevo Pontífice.

La Gobernación Vaticana informó que el apagón tecnológico comenzará a regir desde las 15 horas (hora local) del martes 7 de mayo y abarcará toda la superficie del microestado –de apenas 0,44 kilómetros cuadrados– enclavado en el corazón de Roma. La suspensión de las transmisiones incluirá no solo las señales de telefonía celular, sino también las emisiones de radio, como una forma de blindar el proceso electivo.

Se trata de preservar la seguridad e integridad del cónclave, evitando cualquier tipo de influencia externa o filtraciones de información”, explicó en conferencia de prensa el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni. Subrayó que los cardenales deberán dejar sus teléfonos móviles en la residencia de Casa Santa Marta al iniciar las votaciones, y que estos les serán devueltos una vez finalizado el proceso.

La Capilla Sixtina, escenario del histórico evento, ha sido desprovista de cámaras de seguridad y sensores, que usualmente garantizan la vigilancia del lugar, para garantizar un ambiente de máxima privacidad. A la par, todos los miembros del personal que colaboren en el cónclave –desde asistentes litúrgicos hasta técnicos, enfermeros o empleados de mantenimiento– estarán obligados a prestar un juramento de sigilo absoluto. La violación de este compromiso podría conllevar la pena de excomunión, según las leyes eclesiásticas vigentes.

En paralelo, se confirmó que la Plaza de San Pedro permanecerá abierta al público, y que las restricciones tecnológicas no afectarán ese sector, donde se espera la llegada de multitudes de fieles de todo el mundo, expectantes por la fumata blanca que anunciará al nuevo líder espiritual de más de mil millones de católicos.

Los cardenales electores serán alojados por la noche en la Casa Santa Marta y otros espacios habilitados dentro del Estado Vaticano, mientras que las deliberaciones y votaciones se llevarán a cabo diariamente en la Capilla Sixtina hasta alcanzar el consenso necesario.

Este meticuloso operativo refleja la férrea intención de la Iglesia de garantizar un proceso inmaculado, inmune a presiones mediáticas, políticas o tecnológicas. La elección del sucesor de Francisco, marcada por el contexto de su fallecimiento y la compleja coyuntura mundial, será uno de los acontecimientos eclesiásticos más trascendentes de la década.

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