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Relojes inteligentes: ¿Aliados confiables para la salud o dispositivos con margen de error?

Estos dispositivos portátiles prometen mejorar nuestra calidad de vida al monitorear desde la presión arterial hasta los patrones de sueño.

Relojes inteligentes: ¿Aliados confiables para la salud o dispositivos con margen de error?

Estos dispositivos portátiles prometen mejorar nuestra calidad de vida al monitorear desde la presión arterial hasta los patrones de sueño.

Los relojes inteligentes se han convertido en herramientas indispensables para millones de personas en todo el mundo, ofreciendo la posibilidad de monitorear diversos aspectos de la salud, como la presión arterial, los niveles de oxígeno en la sangre, la actividad física y los hábitos de descanso. Sin embargo, un estudio reciente liderado por expertos de la University College Dublin, en Irlanda, ha puesto en tela de juicio la precisión de estos dispositivos en ciertas áreas, lo que plantea interrogantes sobre su eficacia real.

Cailbhe Doherty, investigador de la Escuela de Salud Pública, Fisioterapia y Ciencias del Deporte de la mencionada universidad, ha dedicado años a evaluar rigurosamente el funcionamiento de estos aparatos. Según Doherty, una de las funciones más populares de los relojes inteligentes es el conteo de pasos, que se realiza mediante un acelerómetro que detecta el movimiento de la muñeca. "Es lo que la mayoría de la gente asocia con estos dispositivos", explica el experto.

Pero no todo es tan sencillo. Para medir la presión arterial, los relojes utilizan una tecnología llamada fotopletismografía (PPG), que emite luz verde a través de la piel para analizar el flujo sanguíneo. "La cantidad de luz reflejada depende del volumen de sangre en los vasos, lo que permite estimar la presión", detalla Doherty. Esta misma tecnología, pero con luz infrarroja y roja, se emplea para medir la saturación de oxígeno en la sangre.

Uno de los indicadores más valorados es el VO2 máx, que mide la capacidad máxima del cuerpo para absorber, transportar y consumir oxígeno. Rory Lambe, estudiante de doctorado que colabora con Doherty, explica que este parámetro es un excelente indicador de salud cardiovascular. "Un VO2 máx alto reduce el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco", afirma. Sin embargo, los relojes inteligentes no miden este valor directamente, sino que lo estiman utilizando datos como la frecuencia cardíaca, el GPS y algoritmos de aprendizaje automático. "Nuestras investigaciones muestran un margen de error del 5% al 13%, lo cual es significativo", advierte Lambe.

Precisión variable según la función

La fiabilidad de estos dispositivos varía según la métrica que se analice. En el caso de la frecuencia cardíaca y el GPS, los resultados suelen ser bastante precisos. No obstante, cuando se trata de evaluar el sueño o el gasto calórico, la exactitud disminuye considerablemente. "Para medir el sueño, los relojes deben considerar múltiples señales, como el ritmo cardíaco, la respiración y el movimiento. Cualquier error en estas mediciones se acumula, lo que afecta la precisión final", señala Lambe.

En cuanto al gasto energético, Doherty es categórico: "La evidencia indica que los relojes inteligentes no son precisos en este aspecto". Según el investigador, el error puede oscilar entre el 30% y el 150%, lo que significa que el dispositivo podría indicar que quemaste 1.000 calorías cuando en realidad fueron poco más de 300. "Esto se debe a que los relojes estiman las calorías basándose en la acelerometría y la frecuencia cardíaca, en lugar de medir directamente el gas inspirado y espirado, que es el método más preciso", explica.

Impacto en la motivación y la salud

A pesar de estas limitaciones, los relojes inteligentes tienen un efecto positivo en la motivación de las personas para mantenerse activas. Ty Ferguson, investigador de la Universidad de Australia del Sur, ha observado que los usuarios de estos dispositivos suelen aumentar su actividad física en aproximadamente 1.800 pasos diarios, equivalentes a 40 minutos de caminata. "La retroalimentación externa que proporcionan estos aparatos es clave, ya que muchas personas subestiman su nivel de actividad", comenta Ferguson.

Sin embargo, la precisión sigue siendo un factor crucial. Un estudio reciente realizado por Ferguson reveló que muchos usuarios abandonan sus relojes inteligentes debido a la falta de confianza en los datos que proporcionan. "Si no confías en tu dispositivo, es más probable que dejes de usarlo", afirma el investigador.

Futuro prometedor, pero con desafíos

Doherty anticipa que, aunque las tecnologías de detección subyacentes no cambiarán drásticamente en el corto plazo, los algoritmos que procesan los datos mejorarán con el tiempo. "A medida que más personas utilicen estos dispositivos, las empresas como Apple y Google dispondrán de conjuntos de datos más grandes, lo que permitirá afinar los algoritmos y aumentar su precisión", señala.

Mientras tanto, el mercado de los relojes inteligentes continúa creciendo. Según datos de Statista, en 2024 había alrededor de 225 millones de usuarios en todo el mundo. Estos dispositivos, pese a sus limitaciones, han demostrado ser herramientas útiles para fomentar un estilo de vida más activo y consciente de la salud. Sin embargo, los expertos coinciden en que es fundamental entender sus alcances y limitaciones para aprovecharlos al máximo.

Conclusión: Los relojes inteligentes son una herramienta valiosa para monitorear y mejorar la salud, pero su precisión varía según la función. Mientras que en algunas áreas, como el conteo de pasos y la frecuencia cardíaca, son altamente confiables, en otras, como el seguimiento del sueño y el gasto calórico, presentan márgenes de error significativos. Aun así, su capacidad para motivar a las personas a mantenerse activas los convierte en aliados importantes, siempre y cuando se utilicen con conciencia de sus limitaciones.

 

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