"Reivindicar la memoria en la Feria del Libro: escritores homenajean a Osvaldo Bayer frente a un gobierno que borra su legado"
Autores levantaron un simbólico monumento al historiador, repudiando la destrucción del original en Santa Cruz. El discurso de Sasturain y los reclamos por políticas culturales marcaron la apertura.
La mirada de Osvaldo Bayer, impresa en una réplica de su monumento, observó desde el predio de La Rural a los representantes del gobierno nacional durante la inauguración de la 48° Feria Internacional del Libro. Era un acto de resistencia: el original, ubicado en Santa Cruz, había sido demolido el 25 de marzo, tras las multitudinarias movilizaciones por el Día de la Memoria. La ceremonia, cargada de simbolismo, dejó en evidencia la grieta entre el sector cultural y la gestión de Javier Milei, cuyo secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, fue recibido con abucheos y silbatos.
Un discurso que resonó: Sasturain y la defensa de la palabra
El escritor Juan Sasturain, encargado del discurso inaugural, elevó un canto a la literatura como antídoto contra el "utilitarismo moderno". Con referencias a Fontanarrosa, Discépolo y Oesterheld, criticó sin nombrarlos los eslóganes de la ultraderecha: "Uno no habla a competidores seriales ni a expertos en liderazgo, sino a náufragos y sobrevivientes de la cultura", afirmó, arrancando aplausos. Su reflexión sobre "la vergüenza como síntoma de humanidad" —"Mientras la sintamos, habrá esperanza"— cerró con ovaciones.
La respuesta de los escritores: Bayer, símbolo de resistencia
Minutos después, un grupo de autores —entre ellos Liliana Heker, Guillermo Martínez, Claudia Piñeiro y Selva Almada— alzó una miniatura del busto de Bayer, destruido por orden del gobierno en El Chaltén. "Es un acto político que resume nuestra respuesta: ellos desmantelan, nosotros reconstruimos", declaró Piñeiro a la prensa. La acción no solo reivindicó al autor de "La Patagonia Rebelde", sino que denunció el borramiento de la memoria histórica. "Bayer es insoslayable: su obra trasciende partidismos", remarcó Sergio Olguín.
Los funcionarios en el banquillo: promesas y rechazo
El presidente de la Fundación El Libro, Christian Rainone, abogó por estabilizar los precios del sector y resolver el crónico problema del IVA a librerías. Pero el malestar estalló con Cifelli, quien defendió una cultura "libre de ideología" y justificó los recortes: "La política no debe gastar en publicidad partidaria". La mención a Karina Milei como aliada desató gritos de "¡Caradura!" y "¡Volvé a los musicales!" (aludiendo a su pasado teatral). Al citar los ajustes, la audiencia lo interrumpió con "¡Mentiroso!". "¿Ustedes sacaron el cepo o lo sacó Milei?", contraatacó, en vano.
Jorge Macri, jefe de gobierno porteño, evitó la polémica y anunció una Bienal de Historietas y el Festival de la Luz, aunque admitió: "La industria editorial vive tiempos difíciles".
Lo que queda: libros versus discursos
Mientras Arabia Saudita —invitada de honor— exhibía su stand entre cuestionamientos por derechos humanos, la feria confirmó su rol como termómetro del conflicto cultural. La réplica de Bayer, los versos de Sasturain y los abucheos a Cifelli graficaron un mensaje: la memoria no se negocia. "Hay que esclarecer el pasado para que no se repita", parecían decir los libros, frente a un gobierno que prefiere olvidar.
